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MODELO PEDAGÓGICO INTEGRADO

El problema esencial de toda educación es resolver el interrogante en torno al tipo de hombre y de sociedad que se quiere formar; es así como la relación existente entre el hombre con el saber, el medio “y el otro” ha dado origen a diferentes teorías pedagógicas, determinantes en el desarrollo de la sociedad, la evolución de las ciencias y la formación del ser humano, que han contribuido durante el transcurso de la historia a la singularización de las culturas. 

Estas teorías pedagógicas exigen comprender al hombre en su multidimensionalidad y en su integridad.  Cada teoría ha privilegiado a través de las épocas algún o algunos de los aspectos, pero aún así subyace en todas ellas una postura de mirarlo como individuo, como ser social y cultural del hombre.

Al interior de estas teorías se encuentra inmersa la dimensión socio – antropológica del ser humano, desde donde se originan otras.  A partir de la teoría psicológica, integrada a la dimensión cognitiva se da la explicación del aprendizaje, la formación de intereses y la personalidad, que comprende al individuo como ser social y que explica sus relaciones con la sociedad, que percibe al hombre como ser cultural.

Las teorías pedagógicas le aportan entonces a la educación porque parten de concepciones diferentes del ser humano y del tipo de hombre y de sociedad que se quiere perfilar convirtiéndose en modelos pedagógicos cuando dan respuesta al cómo y al dónde desde su misión destinada a transformar e innovar.

Universalmente, un modelo es la imagen o representación del conjunto de relaciones que definen un fenómeno con miras a su mejor entendimiento.  Rafael Flórez Ochoa define los modelos pedagógicos como representaciones esenciales de las corrientes pedagógicas que coexisten como paradigmas dentro del campo disciplinario de la Pedagogía, conceptos en los que la Escuela  Normal Superior se apoya para asumir un modelo pedagógico Integrado sustentado en la relación directa dada entre los seres humanos como principio fundamental para el desarrollo y el progreso apoyados en los paradigmas sociológicos que abordan la realidad social:  El funcionalista, el de conflicto y el de la teoría crítica.

Estos paradigmas en la sociedad dan origen a sus correspondientes paradigmas de la educación, puesto que los hechos y procesos educativos sólo son comprensibles en la medida en que conocemos la realidad social en la que éstos se inscriben.  Pero como no hay una visión, e interpretación unánime de la sociedad tampoco la hay de la educación.

Es así como el Enfoque Socio-humanista surgió en la Escuela Normal Superior como respuesta a una necesidad frente a las características del contexto.  Recordemos el concepto de paradigma de Thomas Kuhn, quien lo define como “Realizaciones científicas universalmente reconocidas que durante cierto tiempo proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica” y por otra parte lo define como “La constelación de creencias, valores, técnicas, etc., que comparten una comunidad dada”.

Los paradigmas de la teoría educativa, enfrentan un serio problema de eficacia para generar estrategias que orienten las decisiones de los distintos actores que ocupan los espacios educativos (estado, colectivos de: docentes, estudiantes y sectores sociales) porque no hay un paradigma que genere estrategias comunes a orientar decisiones a los diversos estamentos.

Los paradigmas explican la realidad educativa en dos niveles: La educación como fenómeno individual, como actividad de aprendizaje y la educación como fenómeno social, producto de la sociedad, pero también elemento dinámico del cambio de ésta y objeto de políticas sociales.

Sin embargo ha existido una disociación entre los dos conjuntos de paradigmas.  Los que explican la educación como fenómeno social, han subestimado la dimensión individual de la educación que tiene que ver con el proceso de aprendizaje y han sobre valorado categorías, tales como:  Los procesos de socialización, la inculcación ideológica, la culturización, la economía de la educación, pero los paradigmas que explican los fenómenos del aprendizaje, no han logrado brindar una explicación consistente del proceso de aprendizaje, como un proceso social efectuado a través de un sistema político institucional.

Lo cierto es que cada sociedad demanda de la escuela acciones concretas, vinculadas a funciones sociales, la primera de ella la socialización de los futuros ciudadanos y su formación como adultos responsables, conscientes de sus deberes y derechos y sobre todo preparados para el trabajo.  Así la educación sirve para fines sociales y fines individuales, porque “la escuela al pertenecer a una determinada sociedad, educa para esa sociedad”.

Por lo tanto a través de la educación no solo se transmiten conocimientos sino que también se aprende la técnica y el procedimiento; el normalista se apropia del patrimonio cultural de esa sociedad donde vive y con ella de los valores que el medio promueve.  Pero lo importante, sin perjuicio de lo anterior es que la educación lleve al normalista a asumir un sentido crítico y reflexivo ante las actitudes y relaciones sociales que se entretejan a su alrededor, para que autónomamente elija el rol social que le corresponde como ser individual pero que encuentra su realización con los demás.

La institución sustenta el modelo pedagógico desde la realidad educativa, teniendo en cuenta principios de la pedagogía activa como libertad y autogobierno por una parte,  experiencia y autoactividad del educando por la otra.  También asumimos el postulado de la Pedagogía Social de Natorp que define: “El hombre sólo se hace hombre mediante la sociedad humana, el hombre no crece aislado ni tan sólo el uno al lado del otro, sino cada uno bajo un múltiple influjo”.  Es así como el modelo pedagógico de la Escuela Normal Superior se encuentra apoyado en los aportes de:

ü  Eduardo Claparede, propone el desarrollo de los procesos mentales teniendo en cuenta su significación biológica y asumida por la institución en su estructura.
ü  Adolfo Ferriere, al plantear la educación como fin esencial que proporciona la actividad centrada en el estudiante y parte de la voluntad y de la inteligencia personal para desembocar en un enriquecimiento intelectual, moral y espiritual del sujeto.  “No debemos presionar al estudiante sino estimularle a que actúe”.

De la teoría del aprendizaje significativo retomamos aportes de la pedagogía Ausubeliana que permite distinguir entre los tipos de aprendizaje y la enseñanza o formas de adquirir información.  El aprendizaje puede ser repetitivo o significativo según lo aprendido lo relacione arbitraría o sustancialmente en la estructura cognoscitiva.

Para caracterizar el modelo pedagógico integrado se tomó en cuenta el nivel de desarrollo de los estudiantes de acuerdo con sus etapas de desarrollo y sus dimensiones: cognitiva, socioafectiva, psicomotora y comunicativa, a quienes se les detectaron intereses y necesidades tomadas como punto de partida para el diseño y operacionalización de los diversos proyectos de aula.

En cuanto al aspecto social, la comunidad normalista se desarrolla a partir de las necesidades e intereses individuales pero al servicio de un interés común  y colectivo a través de la concertación, el diálogo, ubicándose en la situación del otro donde se construyen unos principios o reglas de la misma comunidad educativa que pretende formar personas autónomas.

Uno de los nuevos postulados de la teoría educativa se refiere al carácter social del proceso educativo, es verdad que nadie educa a nadie en cuanto el conocimiento no se percibe del otro sino que se apropia mediante la reflexión que ayuda a confrontar la teoría subjetiva con la realidad objetiva.  Pero al mismo tiempo la validación última de la teoría sólo se da mediante la conformación de la propia experiencia con las experiencias ajenas y de las propias hipótesis.  Es esto lo que hace del conocimiento un patrimonio común, asumido por la Escuela Normal Superior como principio básico de su labor pedagógica y formativa.

A partir de la expresión de Paulo Freire “nadie se educa solo, nos educamos en comunidad”, en la relación educación – Sociedad se persigue la formación de seres humanos para una sociedad ya constituida a fin de reproducirla  o conservarla, o por el contrario, se pretende contribuir a su cambio parcial.  Los estudiantes de la institución son conocedores de su entorno de una forma crítica y fundamentada en el respeto y aprecio, con el propósito de aportar y contribuir  a cambios que conlleven al mejoramiento de las condiciones de su contexto.

La función socializadora no debe limitarse al estricto campo de la institución escolar si ésta quiere cumplir realmente la función de socializar formando individuos transformadores de su medio, dicha función debe trascender la inculcación de valores, entendiéndose dicho término como cualidad de las cosas, alcance de la significación o importancia de las cosas, palabra o frase.

Así mismo, se fomenta a nivel de la  Escuela Normal Superior  en los estudiantes la responsabilidad, la solidaridad, la cooperación y el respeto, estos valores básicos se hacen evidentes, en el desarrollo de los Proyectos pedagógicos de aula  y aprendizajes sistemáticos, entre otros como al evaluar y establecer acciones a mejorar a nivel de aula e institución, creando en los estudiantes formas de pensar, de sentir democráticas y de convivencia.

En general, la institución debe preparar a los normalistas para vivir como personas responsables dentro de una sociedad y estar preparados para desenvolverse con calidad y eficiencia en el conocimiento de la realidad que le toca vivir, de la oportunidad, pero también consciente de la dificultad, del problema y del papel que puede desempeñar en la solución y en la transformación de su entorno.

Frente al modelo elegido la comunidad educativa adopta la investigación en el aula, partiendo de la construcción y reconstrucción de la cotidianidad, cuya finalidad es ser formadora dentro de un proceso de integración de saberes para dinamizar el aprendizaje e incluir en él las experiencias que provienen de la comunidad.

La estrategia cognitiva permite al estudiante pensar como ser activo y crítico en su quehacer, como un sujeto que construye e integra conocimiento para lo cual utiliza diferentes procesos y estrategias, centrado en la trascendencia de los saberes culturales de tal forma que permiten el desarrollo crítico al tomar posición frente a un conocimiento o situación que posibiliten cambios en su estructura y en el medio, con capacidad de argumentación en la medida que involucre el principio de enseñabilidad como natural a la enseñanza. La estrategia cognitiva también permite al maestro potenciar estrategias de aprendizaje que fortalecen la argumentación y la compresión.

Una, entre otras, formas de trabajo propia del modelo pedagógico de la  Normal es el desarrollo de los Proyectos de Aula que contribuye al aprendizaje cooperativo (colectivos), favorece el aprendizaje significativo, facilita el establecimiento de relaciones entre los contenidos pertenecientes a varias áreas académicas, posibilita el desarrollo de procesos de pensamiento.

Igualmente los proyectos de aula permiten evaluar de una manera compartida e integral, de modo que se puede corregir y reorientar a tiempo; también permiten contextualizar y adoptar los objetivos de etapa, grado y área, así como los ejes transversales y los contenidos de tipo conceptual, actitudinal, procedimental en atención a los intereses y necesidades de los educandos y a la realidad de la institución.

A partir del modelo pedagógico Integrado, la evaluación conlleva a la formación para la autonomía en un proceso progresivo y permanente, en el desarrollo de habilidades y destrezas, al tener en cuenta las necesidades e intereses de cada etapa de desarrollo del estudiante, fundamentada en valores para la vida y la libertad, considerado el error como oportunidad de aprendizaje y como un medio para que el estudiante asuma su identidad dentro de un contexto socio – cultural, histórico y geográfico con una actitud crítica, en el despliegue de su capacidad cognitiva y dándole trascendencia desde la cotidianidad a los saberes propios de cada disciplina y de cada ciencia.

El modelo pedagógico de la Escuela  Normal Superior asume la evaluación por competencias en atención a la integralidad del conocimiento en relación con las dinámicas de la persona y la comunidad; apoya la formación no sólo integral sino integrada al alcanzar una estructura armónica en cuanto logra la organización unida en la toma de posiciones con significado frente a la realidad.

El futuro maestro de la Escuela  Normal Superior cuenta con una amplia formación humanista que incide y transforma el proceso educativo en participativo, consciente de que el saber está en construcción y que la verdad objetiva no es propiedad exclusiva del maestro.

La Escuela Normal Superior en su tarea formadora de maestros en el campo de desempeño en el nivel de Preescolar y Ciclo Básica Primaria, también hace extensivo su ejercicio al servicio de la comunidad en la cual los estudiantes interactúan con ella como un ente transformador desde su quehacer pedagógico de tal forma que su experiencia sirve de medio para aprender y enriquecer su labor de maestro.

La proyección a la comunidad constituye un eje integrador de estrategias pedagógicas y organizativas al igual que las formas de trabajo por proyectos contribuyen a la solución de problemas o satisfacción de necesidades desde su quehacer pedagógico para lograr en los estudiantes avances en su proceso mental, como también logra mejorar la calidad de vida de la comunidad acogiendo aspectos como la recreación, deporte, salud, intercambios culturales y conservación del medio ambiente.

El nivel de la media y el programa de formación complementaria  proyecta su quehacer pedagógico prestando sus servicios al Programa de Bienestar Familiar a través de los hogares comunitarios y hogares FAMI, la básica primaria de la Institución y escuelas rurales con el programa Escuela Nueva.
Las estrategias y actividades que se implementan, le  permiten al normalista identificar la realidad partiendo de la cotidianidad para interactuar con su contexto socio – económico y cultural desde una posición crítica y transformadora de su entorno.

Si examinamos detenidamente el medio que nos rodea en el que nacemos y vivimos, notamos que está compuesto por muchas cosas.  A una clase de ellas la denominamos naturaleza y está simbolizado por la tierra, el aire, el sol, la lluvia, la flora y la fauna.  Pero el medio de los seres humanos es más que este medio natural.  También hay un medio constituido por el lenguaje, la agricultura, la religión, la familia, la enseñanza, la vivienda, el matrimonio, la ley, el arte y la literatura.  Este tipo de medio lo asumimos como cultura.

La presencia del hombre es indispensable para comprender el proceso de la educación dentro del proceso de la cultura, porque es él quien da la vida y determina muchos procesos, es él quien es producto de la actividad humana “La educación es un proceso de ayuda al desarrollo de las capacidades humanas para la transformación y la creación culturales”.

Con relación a la cita anterior el estudiante de la Escuela  Normal Superior al interactuar con las ideologías propias del sistema socio – político, económico y cultural de su contexto, de una manera crítica, reflexiva y con facilidad de expresión contribuye al mejoramiento de su proceso de interpretación y enriquecimiento de su entorno cultural.

La familia es el grupo que nos inicia en el camino de aprender la cultura y la escuela ayuda a adquirirla como lo hace la vecindad. Aunque la cultura y el grupo son dos factores en la vida social del hombre, están íntimamente ligados, más como una mezcla química que como una unión mecánica. 

A través del modelo pedagógico Integrado  la Normal  Superior convierte el aprendizaje significativo, en un aprendizaje relevante que le sirve al estudiante para cuestionarse y apoyarse en la búsqueda de soluciones a problemas que debe enfrentar en su vida escolar y la cotidianidad.

Cuando el estudiante está directamente vinculado con los adultos y compañeros se propone considerar la importancia del lenguaje, del mundo de la representación como sistema de señales, el mundo procesado por el lenguaje frente al mundo de los sentidos.  Este sistema codificado por el lenguaje, representa la naturaleza transformada por la historia y la cultura.  Como plantean Scribner y Cole: “La enseñanza debe descansar sobre el lenguaje”. Es así, como la Escuela  Normal Superior asume el modelo pedagógico integrado porque se integran personas, saberes y contextos.



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